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Un romance con Podgorica

El Río que divide pero no separa

El Morača es un río que divide pero no separa. Atraviesa la ciudad de Podgorica por el medio mismo de sus entrañas y sigue su recorrido como un viejo tren de carga hasta perderse en el Lago Skadar. Es de color verde, de un verde que no existe. De un verde que se inventa. Frío helado, incluso en los veranos más calurosos de la ciudad. Aunque adjetivar a Podgorica como calurosa en verano es ser cortés, gentil. Como esos caballeros que definen a ciertas señoritas como “simpáticas”.

Se dice que el infierno le tiene envidia a Podgorica en verano. Así y todo, es una ciudad hermosa. De una belleza que no te la muestra a la primera cita, porque desconfía. Podgorica busca amor verdadero, romántico, sincero. No un amor pasajero y si te he visto no me acuerdo. Para eso existen otras como… bueno, lo dejamos ahí. Ya todos conocemos a esas que se regalan a la primera de cambio. Las “rapiditas” que le decíamos en mi barrio.

Conquistando a Podgorica

Podgorica es difícil. Le tienes que hablar al oído. La tienes que conquistar. Le tienes que llevar flores y bombones. Ganarse su corazón es un lindo desafío. Pero no te confundas con Podgorica, porque si te acepta, te aseguro, que has adquirido una parte importante de tu cuota del cielo. Podgorica quiere ser querida y respetada. Hasta que no demuestres esto no te va a enseñar las piernas ni el escote.

¿Es chapada a la antigua? Puede ser. Pero es genuina. De eso puedes estar seguro. Es como una relación sentimental como cualquier otra que vemos en el mundo en estos tiempos. No nos gustan todas las características de nuestras parejas, aún así, queremos pasar tiempo con ellas o ellos. Podgorica es igual.

Entendiendo a Podgorica

Algunos ingratos quisieron poseerla a la fuerza al primer encuentro y, como ella no se dejó, salieron a difamarla hablando pestes en cuantos blogcitos y redes sociales pudieron. Pobre gente. No los deben haber abrazado mucho de chicos. Y, mucho menos, aprendieron modales. No se dieron cuenta de que Podgorica es una dama. Hay que entenderla para amarla. Sí, para amarla, no solo para que te guste. Para desearla hay que comprenderla, tenerle paciencia. Hay que aguantarse sus estados de ánimo como a cualquiera. Sudar como en un sauna a máxima potencia en verano y ver llover todos los santos días del otoño para disfrutarla tal cual es el resto del año. Como les pasa a algunas mujeres que les cambia el humor cuando están indispuestas, bueno, a Podgorica también.

La Belleza de Podgorica

Ahora sí. Una vez que se le pasa, que está en todo su esplendor, agárrate de la peluca porque se viene con todo. Hay que estar muy bien preparado para recibir todo el amor que te puede brindar Podgorica. Es pasional. Es delicada. Es extrema. Es generosa. Es inconfundible. Es amiga. Es amante. Es cariñosa. Podgorica saca lo mejor de ti.

Solo en ese momento te vas a enamorar y la vas a ver brillar como pocas. Sin maquillajes, sin adornos exagerados. Sin aparentar. Como la auténtica dama de los Balcanes que es.

Soy egoísta, impaciente y un poco insegura. Cometo errores. Estoy fuera de control y a veces soy difícil de controlar. Pero si no me puedes tratar en mis peores momentos, entonces segura que no me mereces en mis mejores momentos.”

“Marylin Monroe

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